Las zonas polares del planeta son, junto con el espacio, el lugar que mayor curiosidad despierta entre la comunidad científica. Los primeros viajes espaciales comenzaron en la segunda mitad del siglo XX.
Los polos terrestres fueron hollados por aventureros y científicos cuarenta años antes, en la épica expedición que comando Amundsen. Mucho ha cambiado el mundo desde entonces pero esos lugares desconocidos siguen atrayendo a científicos-investigadores de todo el mundo como un potente iman.
Pingüinos
Es el caso de Ana Justel una matemática, profesora de la Universidad Autónoma de Madrid, que participa en el proyecto de investigación Limnopolar en la Antártida. Un programa internacional que investiga ecosistemas acuáticos no marinos, en diversas latitudes de las zonas polares, tanto en el Ártico como en la Antártida.
Ana participa en un proyecto que se desarrolla en la Península de Byers, formada al oeste de la Isla Livingstone el archipiélago de la Shteland del Sur, un lugar excepcional para la investigación. ¿Por qué en las zonas polares? La sencillez de los ecosistemas polares permiten desarrollar con éxito este tipo de estudios. Son auténticos sensores que indican cómo se está desarrollando el cambio climático.
Invitada por el programa Graffiti, Ana Justel describe la región en la que se desarrollan sus investigaciones, el único lugar donde el hielo desaparece en algún momento, dejando antre sí una extensión de tierra y lagos de agua dulce. ¿Qué hace una matemática en este proyecto? Fundamentalmente en la recogida de datos, explica la profesora. Las matemáticas permiten explicar el comportamiento de la naturaleza y, concretamente, permite explicar en este caso que consecuencias puede tener el cambio climático.
Ana Justel describe en esta entrevista la vida en el polo, durante el verano austral, con frío intenso continuo y sin grandes comodidades, ya que el equipo de investigadores sólo cuenta con tiendas de campaña. Y eso que, como explica, existe un turismo polar. La isla Decepción, por ejemplo, atrae a la mayoría de los 40.000 visitantes que acuden anualmente a la Antártida.
Aquí podemos ver cómo se desarrolla la vida en el campamento de Ana Justel en la península de Byers.
Ole a toda esta gente como esta científica que se involucran en proyectos de investigación del Planeta y dan el máximo de su tiempo y esfuerzo!!!